Sólo Pierpaolo Piccioli podía unir a Valentino Garavani con Johnny Rotten y combinarlos en una gran colección y un gran espectáculo de moda. Tomar la idea del black-tie, uno de los símbolos por excelencia del poder masculino, y utilizarla para subvertir y reimaginar todo un sentido del estilo.
Piccioli inauguró su última colección de alta costura en enero con un traje de etiqueta. El domingo por la noche, lo hizo con pajarita y corbata; los ejes de toda la colección prêt-à-porter otoño/invierno 2023. Incluso vinculó las corbatas negras a múltiples elementos del ADN de Valentino. La puesta en escena del desfile en el escenario ideal: la gran mansión Salomon de Rothschild.
Todo resultó bastante inesperado y subversivo, como un look de los primeros "Tom Boy", un esmoquin usado como vestido con camisa de cuello alto, corbata negra del oeste, botas bovver y bolso de mano con tachuelas de rock. Pierpaolo derrochó inventiva: un cuello alado para un vestido negro de cuello halter; un encantador vestido negro con acabado de tutú y rematado con cuello blanco puntiagudo y corbata negra; un vestido de colegiala convertido en vestido de noche. En un desfile mixto, cortó blazers de gran volumen en cuero liso o piel de becerro plateada o verde con lentejuelas para los chicos. Los looks se completaban a menudo con capas en zigzag blanco y negro. Había tanto blanco y negro que los redactores italianos se preguntaron si el romano Piccioli era realmente hincha de la Juventus. El vestuario masculino se las arregló para abarcar gigantescos abrigos de cuadros y largos abrigos espía de cuero que rozaban la pasarela de la mansión. Tras el desfile, una larga cola de admiradores esperaba pacientemente para fotografiarse con Piccioli, antes de que éste encontrara tiempo para hablar de la colección. "Todo consistía en romper códigos. La corbata fue el punto de partida. Es el símbolo del poder masculino blanco. Así que dársela a todo el mundo la vaciaba de su significado. En lugar de eso, la convirtió en una elección personal", dijo PPP en el backstage. De vez en cuando, transformaba las corbatas en vestidos, y seguía confeccionando modernos uniformes Valentino compuestos por una serie de líneas (horizontales): maquillaje, cuello, minifalda y botas.
"Es como cuando vas al colegio y te quitas el uniforme. Quería una nueva comunidad Valentino, utilizando los mismos códigos, volantes o rosas, pero que tuvieran un nuevo significado", añade Pierpaolo. Jugando con el pecaminoso rojo característico de Valentino en vestidos camiseros rojos flotantes, abrigos de lana de fieltro y suéteres punk-rock de mohair rojo y negro. Calentando el tema de la juventud que reinventa los símbolos tradicionales, concluyó: "Mi hija Stella, hace casi tres años, empezó a tomar prestadas cosas de mi armario, sudaderas y camisetas. Luego, de repente, fue camisa y corbata. No por la idea de volver a la elegancia. Sólo porque le parecía nuevo. Hasta llegar a llevar corbatas, ¡ya que nunca me había visto llevarlas!".
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